En
soshogar te damos unas idea para
encontrar ese
equilibrio entre lo que el niño quiere y el sentido común, para
lograr que su cuarto sea cómodo y espacioso.
Lo
ideal es tener en cuenta sus gustos y opiniones siempre que no
atenten al sentido común. ¿Que no le gusta el verde clarito que
habíamos pensado? Pues mostrémosle una gama de colores previamente
seleccionada para que elija otro tono. Ya no es un bebé,
y no tiene sentido volver a decorar su
habitación
sin
contar
con él. A esta edad los niños
han
desarrollado ya ciertas preferencias estéticas y, si bien pueden no
ser definitivas, sí merecen nuestro respeto. ¿Qué
hay que tener en cuenta?
El
color
La
naturaleza está llena de color: azules
intensos, verdes fuertes y hasta la familia de los rojos pueden
llenar de vida la estancia más aburrida, aunque es aconsejable que
no predominen en el conjunto de la habitación para evitar un efecto
demasiado agresivo.
Un
fondo blanco o claro (busquemos
que sean siempre lisos), combinado con pinceladas de color en
muebles, ropa de cama o incluso en una de las paredes, dan alegría a
cualquier habitación. Además, tiene la ventaja de que podremos
cambiar el aspecto general de la habitación del niño sin demasiado
esfuerzo, reciclando los colores cuando nos aburramos.
La
iluminación
Varios puntos de luz a diferentes alturas dan calidez al ambiente y hacen un efecto muy bonito.
Lo
ideal es contar con una lámpara de techo o un aplique en la pared a
una altura prudente,
para que el niño
llegue
a darle al interruptor, y otro punto de luz en la zona del
escritorio.
Nunca
estará de más una tercera lámpara o aplique junto a la cama,
de manera que el niño pueda apagar y encender la luz en caso de que
se despierte sobresaltado o quiera levantarse a hacer pis.
Suelos
El
pavimento ideal es resistente, fácil de lavar, cálido y más o
menos suave al tacto.
El pvc cumple todos los requisitos.
En
caso de no querer cambiar el suelo, también sirve una alfombra de
algodón sobre la que el niño pueda jugar
sin
peligro de enfriarse.
Por supuesto, tiene que ser lavable, no soltar pelo y hay que
sustituirla cada cierto tiempo por una nueva.
Paredes
Para
evitar que las manchas estropeen el aspecto de su cuarto, podemos
cubrir las paredes con pintura plástica o papel lavable.
Otra
buena idea consiste en colocar, hasta la altura del niño, más o
menos, un gran zócalo de un material también lavable y que tenga un
color algo más «sufrido». No
necesita superar los 80 o 90 centímetros de alto y es una solución
práctica y muy decorativa
Mobiliario
Su colchón no debería ser demasiado rígido ni demasiado blando, para que su espalda no se resienta.
Su colchón no debería ser demasiado rígido ni demasiado blando, para que su espalda no se resienta.
La
almohada
también
tiene mucha importancia: si duerme con una, que sea lo más baja
posible.
Una
cama
tipo
«nido» puede resultar muy práctica (por si viene un amiguito a
dormir) y apenas ocupa espacio en su habitación. Otra alternativa es
contar con un puf-cama o con una cama plegable.
Los
contenedores
de
gran tamaño, ligeros y con formas y colores divertidos son muy
útiles para tener las cosas ordenadas. Los de ruedas pueden
guardarse fácilmente bajo la cama.
Pongamos,
además, estanterías
y cajoneras a
las que pueda llegar para que pueda guardar sus juguetes
y
cosas él solo.
Los
armarios.
Las puertas correderas ahorran espacio, pero el niño puede quedarse
encerrado dentro.
Necesita
espacio para jugar y moverse con libertad. Acumular
juguetes, adornos, etc., no le ayuda. Hay que intentar prescindir de
ellos lo máximo posible.
Ventanas
Ventanas
Conviene
instalar topes que impidan que pueda abrirlas del todo. Además,
procuremos que estén lejos de la cama.
Puertas
El
niño «ya es mayor», pero no tanto. Sigue siendo recomendable que
su puerta no tenga pestillo ni nada similar para evitar que, sin
querer, se cierre desde dentro.Puertas
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