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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Cambio habitación de bebé a infantil

En soshogar te damos unas idea para encontrar ese equilibrio entre lo que el niño quiere y el sentido común, para lograr que su cuarto sea cómodo y espacioso.
Lo ideal es tener en cuenta sus gustos y opiniones siempre que no atenten al sentido común. ¿Que no le gusta el verde clarito que habíamos pensado? Pues mostrémosle una gama de colores previamente seleccionada para que elija otro tono. Ya no es un bebé, y no tiene sentido volver a decorar su habitación sin contar con él. A esta edad los niños han desarrollado ya ciertas preferencias estéticas y, si bien pueden no ser definitivas, sí merecen nuestro respeto. ¿Qué hay que tener en cuenta?


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El color

La naturaleza está llena de color: azules intensos, verdes fuertes y hasta la familia de los rojos pueden llenar de vida la estancia más aburrida, aunque es aconsejable que no predominen en el conjunto de la habitación para evitar un efecto demasiado agresivo.
Un fondo blanco o claro (busquemos que sean siempre lisos), combinado con pinceladas de color en muebles, ropa de cama o incluso en una de las paredes, dan alegría a cualquier habitación. Además, tiene la ventaja de que podremos cambiar el aspecto general de la habitación del niño sin demasiado esfuerzo, reciclando los colores cuando nos aburramos.

La iluminación

Varios puntos de luz a diferentes alturas dan calidez al ambiente y hacen un efecto muy bonito.
Lo ideal es contar con una lámpara de techo o un aplique en la pared a una altura prudente, para que el niño llegue a darle al interruptor, y otro punto de luz en la zona del escritorio.
Nunca estará de más una tercera lámpara o aplique junto a la cama, de manera que el niño pueda apagar y encender la luz en caso de que se despierte sobresaltado o quiera levantarse a hacer pis.

Suelos
El pavimento ideal es resistente, fácil de lavar, cálido y más o menos suave al tacto. El pvc cumple todos los requisitos.
En caso de no querer cambiar el suelo, también sirve una alfombra de algodón sobre la que el niño pueda jugar sin peligro de enfriarse. Por supuesto, tiene que ser lavable, no soltar pelo y hay que sustituirla cada cierto tiempo por una nueva.

Paredes

Para evitar que las manchas estropeen el aspecto de su cuarto, podemos cubrir las paredes con pintura plástica o papel lavable.
Otra buena idea consiste en colocar, hasta la altura del niño, más o menos, un gran zócalo de un material también lavable y que tenga un color algo más «sufrido». No necesita superar los 80 o 90 centímetros de alto y es una solución práctica y muy decorativa


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Mobiliario

Su colchón no debería ser demasiado rígido ni demasiado blando, para que su espalda no se resienta.
La almohada también tiene mucha importancia: si duerme con una, que sea lo más baja posible.
Una cama tipo «nido» puede resultar muy práctica (por si viene un amiguito a dormir) y apenas ocupa espacio en su habitación. Otra alternativa es contar con un puf-cama o con una cama plegable.
Los contenedores de gran tamaño, ligeros y con formas y colores divertidos son muy útiles para tener las cosas ordenadas. Los de ruedas pueden guardarse fácilmente bajo la cama.
Pongamos, además, estanterías y cajoneras a las que pueda llegar para que pueda guardar sus juguetes y cosas él solo.
Los armarios. Las puertas correderas ahorran espacio, pero el niño puede quedarse encerrado dentro.
Necesita espacio para jugar y moverse con libertad. Acumular juguetes, adornos, etc., no le ayuda. Hay que intentar prescindir de ellos lo máximo posible.

Ventanas
Conviene instalar topes que impidan que pueda abrirlas del todo. Además, procuremos que estén lejos de la cama. 

Puertas

El niño «ya es mayor», pero no tanto. Sigue siendo recomendable que su puerta no tenga pestillo ni nada similar para evitar que, sin querer, se cierre desde dentro.

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